LA ESPIRAL INCLUSIVA
Por París Uki.
La inclusión es un proceso grupal, no es un estado físico ni propiedad inmutable. Considero necesario aceptar que nunca se llega a ser completamente inclusivo, ya que con cada persona que entra o sale del grupo, en cualquier momento, el grupo se modifica y se adapta. Un grupo es un sistema de relaciones entre personas, desde este enfoque considero el grupo como un organismo vivo, abierto y permeable.
Visualizo este proceso como un camino hacia la inclusión. Un camino en espiral donde la persona se sitúa en el centro. A partir de ahí, caminamos por los procesos de acceso, participación activa y aprendizaje para tod@s, y vuelta de nuevo a re-pasar por los mismos procesos con cada experiencia nueva. La espiral se hace cada vez más abierta, y gana también en profundidad. Por tanto, la inclusión sería el ideal que me hace caminar y debe estar en continua revisión y cambio (según las características y necesidades de las personas que conforman el grupo en el momento).
ETAPAS EN EL CAMINO
Si la(s) persona(s) está(mos) en el centro del proceso, por tanto el cambio social comienza desde una misma.
En este momento de mi vida, identifico estas fases o etapas en el proceso de transformación personal hacia los valores de convivencia inclusiva, y por ende, de transformación cultural hacia la inclusión social.
1. Reconocer el VALOR de SER persona. Todas las personas tienen valor.
Fuera etiquetas y prejuicios. Somos personas y todas las personas somos diferentes. La diversidad es natural, es una característica esencial de la Vida.
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2. Aceptar los LÍMITES y aprender a PEDIR AYUDA. Todas las personas necesitamos de otras personas para sobrevivir.
Nuestros recursos son limitados. Nosotr@s mismos también tenemos límites propios: físicos, cognitivos y emocionales.
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3. Recuperar la AUTO-DETERMINACIÓN. Cualquier persona puede tomar decisiones sobre su propia vida.
Sólo la persona misma sabe lo que necesita y cómo conseguirlo, bien por sus propios medios, o pidiendo ayuda -ver fase anterior-, depende de lo que ella misma decida.
Todas las personas tenemos capacidad de auto-determinación: podemos elegir y tomar decisiones que conciernen a nuestra propia vida.
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4. Visualizar las BARRERAS sociales que me impiden o dificultan participar en la vida social.
El acceso y la participación activa en la vida social es necesario para que cualquier persona pueda desarrollarse de forma plena.
El entorno en el que vivimos tiene o crea barreras que impiden el acceso o la participación de algunas personas (llamadas barreras de exclusión social). Cada persona se encuentra con diferentes barreras dependiendo de sus capacidades, necesidades y limitaciones.
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5. Generar APOYOS y recursos para transformar las barreras. Es una responsabilidad civil permitir el acceso y la participación activa de la ciudadanía.
Yo me hago responsable de expresar y visualizar mis propias barreras, sin juicios. En un grupo que pretende ser inclusivo, nos co-responsabilizamos de generar los recursos y los apoyos. Ser responsable -a nivel personal y grupal- implica también ser consciente de los límites para la sostenibilidad.
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6. Interiorizar el PROCESO en espiral. Vivimos los valores en nosotr@s mism@s.
La perspectiva de la convivencia inclusiva que planteo en este blog, no va de “grupos identitarios”, va de personas.
Yo misma, como persona, estoy reflexionando en este blog sobre mis propias experiencias: mis límites, las barreras sociales con las que me encuentro, los apoyos que necesito y mi propia responsabilidad en el proceso…
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Poco a poco, persona a persona, paso a paso, sí se puede transformar la cultura.